ROBERTO CHAVERRI
Consultor Senior Engage // Innovate
roberto@engage-innovate.com

Cuarenta por ciento (40%). Éste, es el porcentaje de emisiones de CO2 que representa el sector de la construcción del total de emisiones en la Unión Europa. Considerando que las normas de construcción en América Latina no son tan rigurosas como en la Unión Europea, es posible que el impacto de este sector en nuestra región sea aún mayor.
Reducir esta huella no es sencillo tomando en cuenta la complejidad y extensión de la cadena de valor del sector de la construcción. Alcanzar este objetivo implica un cambio en la forma en que opera el sector. En realidad, estamos hablando de una transformación masiva que no es posible llevar a cabo por una empresa por sí sola; es más, no es posible llevarla a cabo por un par de empresas. Cambiar la lógica del sector es un esfuerzo que debe impulsarse y conducirse por todos los participantes de la cadena de valor.

Esta transformación la podemos sintetizar en un cambio estructural a nivel del modelo operativo, migrar de un modelo lineal basado en la explotación de los recursos y eficiencia operativa, a uno basado bajo en el diseño de un ecosistema construido desde la lógica de la economía circular.

Por ecosistema entendemos el entramado de “empresas” u “organizaciones” que se conectan entre sí para ayudar al cliente, consumidor o usuario a llevar a cabo un “trabajo-por-realizar” o “job-to-be-done” en inglés. Este concepto – desarrollado por Clayton Christensen – es una forma más precisa para denominar a lo que tradicionalmente conocemos como las “necesidades del cliente”.

El desarrollo de las tecnologías digitales y, en el caso del sector de la construcción, el cambio climático, están empujando a los participantes del sector a desarrollar un modelo en el que los participantes buscan incrementar la creación de valor a través de estas conexiones y compiten por capturar la mayor parte de dicho valor. La implicación del desarrollo de este nuevo modelo es que la creación del valor se desplaza de un eslabón de la cadena de valor a otro u otros eslabones, donde la aplicación de las tecnologías digitales es la base de su modelo de negocio.

Por su parte, de acuerdo con la Unión Europea, la economía circular se puede definir como “un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende”.

¿Cómo puede el sector de la construcción migrar de un modelo lineal a un modelo basado en la economía circular? Lo primero, y más importante, es un cambio de mentalidad en todas las empresas y organizaciones que participan en el sector, así como una mayor colaboración entre ellos.

Lo segundo es diseñar, desarrollar e implementar el modelo de economía circular mediante la construcción de tres pilares fundamentales:
1 ) El desarrollo de nuevos modelos de negocio,
2) El desarrollo y aplicación de las tecnologías digitales, y
3)La construcción de clústeres y superclústeres de innovación.

La mejor definición de qué es un modelo de negocio nos la da Alexander Osterwalder, creador junto con Yves Pigneur del Lienzo del Modelo de Negocio, conocido comúnmente por su nombre en inglés – Business Model Canvas. Osterwalder define un modelo de negocio como “la lógica bajo la cual una empresa u organización se organiza para crear, entregar y capturar valor”.

El diseño de nuevos modelos de negocio debe darse a lo largo de las diferentes áreas de trabajo relacionadas con el proceso de principio a fin del desarrollo de una construcción o proyecto de infraestructura, a saber: planificación y diseño, abastecimiento (servicios, equipos y materiales), construcción, operación, y fin del ciclo de vida.

El desarrollo de nuevos modelos de negocio promoverá de manera natural, pero intencionada, la construcción de ecosistemas. Es bajo esta lógica de ecosistema que el sector podrá transformarse de un modelo de extracción y agotamiento de materiales, a uno basado en fuentes renovables, materiales reciclados y reciclables, y mayores eficiencias.

Uno de los componentes más importantes de estos ecosistemas emergentes es el uso de las tecnologías digitales y disruptivas. Algunas de las más importantes son la inteligencia artificial, impresión en 3D, machine learning, big data, blockchain, robótica, computación en la nube, 5G, ciberseguridad y realidad aumentada, por citar aquellas que podemos vincular directamente con el sector de la construcción.

El desarrollo y aplicación de estas tecnologías es el gran habilitador que hace posible la transformación del sector y la transición de un modelo económico lineal a un modelo de economía circular. La experiencia nos ha demostrado que diseñar e implementar programas de transformación digital que vayan más allá de la digitalización de sus procesos actuales, es un reto extremadamente difícil de conducir para las empresas tradicionales y establecidas. Sin embargo, su supervivencia y sostenibilidad en el tiempo dependen de la disposición a embarcarse en un proceso de reinvención y transformación total.

Finalmente, la migración de los modelos tradicionales a modelos basados en ecosistemas requiere de una colaboración masiva entre los participantes del sector, ya sean empresas incumbentes o empresas desarrolladoras de soluciones basadas en las tecnologías anteriormente descritas.

El mecanismo que ha probado una mayor eficacia en la construcción de estos ecosistemas y en los nuevos modelos colaborativos son las organizaciones conocidas como clústeres. A los clústeres de mayor impacto y tamaño los llamamos superclústeres de innovación.

Los clústeres los definimos como alianzas público-privadas que usualmente se operan como organizaciones sin fines de lucro, que conectan actores del sector empresarial, del sector público, de la academia, y si hablamos de clústeres o superclústeres de innovación, actores del ecosistema de emprendimiento (emprendedores, incubadoras, aceleradoras y proveedores de capital de riesgo).

Un clúster exitoso se basa en la confianza y colaboración de todos estos actores con el objetivo de crecer una industria, resolver sus problemas más críticos, conducir su transformación, crear nuevas industrias o inclusive transformar la economía de un país.

La premisa fundamental detrás de los clústeres es que los retos y oportunidades a nivel de industria son imposibles de resolver por una única empresa y, que por el contrario, requieren de la colaboración entre empresas, una efectiva colaboración con el sector público, el desarrollo de nuevas competencias técnicas, talento e investigación en alianza con la academia e instituciones dedicadas a la investigación, y el impulso en la generación de startups que provean soluciones basadas en tecnología y compitan con nuevos modelos de negocios.

La construcción de estos tres pilares implica un profundo cambio en la mentalidad de los actores establecidos que han competido y, en muchos casos, siguen compitiendo con modelos de negocio tradicionales. Este cambio de mentalidad es el primer paso en la construcción de una economía circular.
Si usted es el líder de una empresa u organización del sector de la construcción, ¿Está listo para este cambio de mentalidad?